Tras seis días después de anunciar que duplicaba la recompensa por su captura hasta los 50 millones de dólares, la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, confirmó la incautación de bienes del mandatario Nicolás Maduro, valorizados en 700 millones de dólares.
Entre los activos confiscados figuran una mansión en República Dominicana, una granja de caballos, dos aviones privados, joyas, dinero en efectivo y nueve automóviles de alta gama.
En declaraciones a la cadena Fox News, Bondi comparó el gobierno de Maduro con la mafia, señalando que opera como un “reinado de terror”. Según la fiscal, el presidente venezolano mantiene vínculos con organizaciones como el Tren de Aragua y el cártel de Sinaloa, lo que lo implicaría directamente en el tráfico de sustancias prohibidas hacia territorio estadounidense.
La persecución internacional contra Maduro no es nueva. Durante su primer mandato, Donald Trump ofreció 15 millones de dólares por información que condujera a su arresto. Posteriormente, el presidente Joe Biden elevó esa cifra a 25 millones, igualando la cantidad que en su día se ofreció por Osama Bin Laden tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Pese a las sanciones, las acusaciones y el aumento de la presión internacional, Nicolás Maduro continúa en el poder. En 2024, superó unas elecciones ampliamente consideradas fraudulentas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países, consolidando así su control sobre Venezuela en un contexto de creciente aislamiento diplomático.
